VARSOVIA
La capital polaca cuenta con cerca de 2 millones de habitantes. Su historia está marcada por la Segunda Guerra Mundial y juega un papel importante en su configuración actual, desde el punto de vista sociodemográfico y arquitectónico. La mayor parte de la ciudad fue destruida en 1944 y su población judía diezmada. Sus monumentos más representativos han sido reconstruidos, aunque la arquitectura realista socialista está también muy presente. El conjunto forma una auténtica selva arquitectónica.
En la orilla derecha del Vístula se encuentra el barrio de Praga, el único barrio de Varsovia que no fue destruido durante la guerra y cuya arquitectura típica se ha preservado. El barrio se encuentra en una situación de abandono y tiene mala reputación, en particular su sector norte. La mayor parte de su población ocupa viviendas sociales y comunales en edificios viejos y sin reformar, a menudo sin calefacción central ni agua caliente. Las familias deben luchar contra el bajo nivel de educación, el paro, la pobreza, el alcoholismo y la violencia doméstica. En general, estos problemas se transmiten de generación en generación. Los niños del barrio son víctimas del retraso y el fracaso escolar.
En los últimos años, este barrio próximo al centro de la ciudad ha experimentado una gran transformación y revitalización. Los artistas lo han hecho suyo porque los alquileres son más baratos y los interiores posindustriales más propicios para el trabajo de creación. Han surgido nuevas asociaciones y cafeterías, y se ha construido una segunda línea de metro. Está en marcha un proceso de revalorización, del que sin embargo no se benefician los nativos ni tampoco los más pobres, que se ven expulsados de él como resultado.