Sociología de la proximidad y microterritorios

 

Hay una dificultad sociológica para definir a los habitantes de los barrios populares, dificultad derivada de la existencia de una multiplicidad de situaciones particulares, cuando la mirada sociológica ha tendido habitualmente a considerar los barrios como un todo uniforme. A fortiori la utilización de una noción concreta como la de excluido es falaz, además de inútil a efectos del conocimiento exhaustivo, ya que subsume la diversidad de situaciones, de trayectorias de una buena parte de la población que, aunque con dificultades financieras, no se ajusta a ese estereotipo social.
Es necesario adentrarse al barrio popular con las expectativas de encontrar múltiples desarrollos e idiosincrasias que hagan posible aflorar por ejemplo las distintas formas de microsegregación que se dan entre los edificios contiguos de la misma calle, entre los bloques de la misma zona. De un edificio a otro, las condiciones pueden cambiar considerablemente.  Cuanto menor es la escala geográfica (en nuestra observación), mayores son las distancias sociales entre las poblaciones que habitan el barrio. Reducir la escala de la observación puede que nos imposibilite para hablar de hechos estadísticos, pero puede revelar mecanismos sociológicos muy ricos en términos de interacción, de formas de vida, de estrategias residenciales, de auto-organización, de formación de (neo)comunidades de apoyo. La mirada de la sociología de la proximidad muestra las distintas escalas que permiten cartografiar los microterritorios con sus identidades específicas. Muchos de los procesos sociales que se dan en estos espacios son de orden cualitativo. Describir los procesos de segregación espacial es una cosa, comprender y analizar la naturaleza de los mecanismos que la producen y la reproducen requiere de una aproximación sociológica de proximidad y de la utilización de técnicas “no invasivas”. Estos son los procesos microsociológicos que encajan mejor con las preocupaciones etnometodológicas y la conversación que con la tipificación.

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Sociología de la proximidad y microterritorios

 

Hay una dificultad sociológica para definir a los habitantes de los barrios populares, dificultad derivada de la existencia de una multiplicidad de situaciones particulares, cuando la mirada sociológica ha tendido habitualmente a considerar los barrios como un todo uniforme. A fortiori la utilización de una noción concreta como la de excluido es falaz, además de inútil a efectos del conocimiento exhaustivo, ya que subsume la diversidad de situaciones, de trayectorias de una buena parte de la población que, aunque con dificultades financieras, no se ajusta a ese estereotipo social.
Es necesario adentrarse al barrio popular con las expectativas de encontrar múltiples desarrollos e idiosincrasias que hagan posible aflorar por ejemplo las distintas formas de microsegregación que se dan entre los edificios contiguos de la misma calle, entre los bloques de la misma zona. De un edificio a otro, las condiciones pueden cambiar considerablemente.  Cuanto menor es la escala geográfica (en nuestra observación), mayores son las distancias sociales entre las poblaciones que habitan el barrio. Reducir la escala de la observación puede que nos imposibilite para hablar de hechos estadísticos, pero puede revelar mecanismos sociológicos muy ricos en términos de interacción, de formas de vida, de estrategias residenciales, de auto-organización, de formación de (neo)comunidades de apoyo. La mirada de la sociología de la proximidad muestra las distintas escalas que permiten cartografiar los microterritorios con sus identidades específicas. Muchos de los procesos sociales que se dan en estos espacios son de orden cualitativo. Describir los procesos de segregación espacial es una cosa, comprender y analizar la naturaleza de los mecanismos que la producen y la reproducen requiere de una aproximación sociológica de proximidad y de la utilización de técnicas “no invasivas”. Estos son los procesos microsociológicos que encajan mejor con las preocupaciones etnometodológicas y la conversación que con la tipificación.

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Hay una dificultad sociológica para definir a los habitantes de los barrios populares, dificultad derivada de la existencia de una multiplicidad de situaciones particulares, cuando la mirada sociológica ha tendido habitualmente a considerar los barrios como un todo uniforme. A fortiori la utilización de una noción concreta como la de excluido es falaz, además de inútil a efectos del conocimiento exhaustivo, ya que subsume la diversidad de situaciones, de trayectorias de una buena parte de la población que, aunque con dificultades financieras, no se ajusta a ese estereotipo social.
Es necesario adentrarse al barrio popular con las expectativas de encontrar múltiples desarrollos e idiosincrasias que hagan posible aflorar por ejemplo las distintas formas de microsegregación que se dan entre los edificios contiguos de la misma calle, entre los bloques de la misma zona. De un edificio a otro, las condiciones pueden cambiar considerablemente.  Cuanto menor es la escala geográfica (en nuestra observación), mayores son las distancias sociales entre las poblaciones que habitan el barrio. Reducir la escala de la observación puede que nos imposibilite para hablar de hechos estadísticos, pero puede revelar mecanismos sociológicos muy ricos en términos de interacción, de formas de vida, de estrategias residenciales, de auto-organización, de formación de (neo)comunidades de apoyo. La mirada de la sociología de la proximidad muestra las distintas escalas que permiten cartografiar los microterritorios con sus identidades específicas. Muchos de los procesos sociales que se dan en estos espacios son de orden cualitativo. Describir los procesos de segregación espacial es una cosa, comprender y analizar la naturaleza de los mecanismos que la producen y la reproducen requiere de una aproximación sociológica de proximidad y de la utilización de técnicas “no invasivas”. Estos son los procesos microsociológicos que encajan mejor con las preocupaciones etnometodológicas y la conversación que con la tipificación.

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Hay una dificultad sociológica para definir a los habitantes de los barrios populares, dificultad derivada de la existencia de una multiplicidad de situaciones particulares, cuando la mirada sociológica ha tendido habitualmente a considerar los barrios como un todo uniforme. A fortiori la utilización de una noción concreta como la de excluido es falaz, además de inútil a efectos del conocimiento exhaustivo, ya que subsume la diversidad de situaciones, de trayectorias de una buena parte de la población que, aunque con dificultades financieras, no se ajusta a ese estereotipo social.
Es necesario adentrarse al barrio popular con las expectativas de encontrar múltiples desarrollos e idiosincrasias que hagan posible aflorar por ejemplo las distintas formas de microsegregación que se dan entre los edificios contiguos de la misma calle, entre los bloques de la misma zona. De un edificio a otro, las condiciones pueden cambiar considerablemente.  Cuanto menor es la escala geográfica (en nuestra observación), mayores son las distancias sociales entre las poblaciones que habitan el barrio. Reducir la escala de la observación puede que nos imposibilite para hablar de hechos estadísticos, pero puede revelar mecanismos sociológicos muy ricos en términos de interacción, de formas de vida, de estrategias residenciales, de auto-organización, de formación de (neo)comunidades de apoyo. La mirada de la sociología de la proximidad muestra las distintas escalas que permiten cartografiar los microterritorios con sus identidades específicas. Muchos de los procesos sociales que se dan en estos espacios son de orden cualitativo. Describir los procesos de segregación espacial es una cosa, comprender y analizar la naturaleza de los mecanismos que la producen y la reproducen requiere de una aproximación sociológica de proximidad y de la utilización de técnicas “no invasivas”. Estos son los procesos microsociológicos que encajan mejor con las preocupaciones etnometodológicas y la conversación que con la tipificación.

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